Ministerio Público. Foto: gob.pe
Ministerio Público. Foto: gob.pe

Este Búho habrá nacido de noche pero no anoche. Cada uno es responsable de lo que dice y escribe. Me reafirmo en que la fratricida es una lucha de dos bandos, un enfrentamiento con ‘bombas de Oppenheimer’. Me parece muy grave que se haya allanado en la madrugada la casa del periodista Juan Carlos Tafur, no porque los hombres de prensa sean intocabes. Nada que ver. Simplemente leo los argumentos fiscales y no hay ningún delito.

Un periodista puede reunirse con Dios y el diablo en busca de información. Y las fuentes son sagradas. ¿Cuál es el delito de Tafur? Acá no estamos en Cuba ni Venezuela, donde se condena a alguien por sus opiniones. Se está cruzando una línea muy peligrosa que choca con la libertad de prensa en el país. Es impresionante el ‘doble rasero’ en este caso.

Se necesita una fumigación urgente en el Ministerio Público. Huele muy mal. Una institución que debe ser intachable para perseguir el delito y atacar a las mafias criminales no puede estar allanando casas de periodistas.

Esta lucha entre quienes un día integraron la ‘familia del Ministerio Público’ me hizo volver a ver la extraordinaria serie de HBO ‘Juego de tronos’ (2011-2019), considerada por muchos la mejor serie de la historia moderna.

De carácter fantástico, ‘Juego de tronos’ arrasó en los Premios Emmy de televisión con 59 trofeos, la máxima cifra en la historia. Detrás de bellas reinas, de dragones que achicharran ciudades enteras, de los zombis que se resisten a morir y degustan bebés, de brujas que están al servicio de reyes, está el eje central en la serie: la lucha muy humana, dramática, que es la pugna por el poder.

No hay nada que deje aflorar las más malsanas pasiones humanas como la ambición por gobernar a las personas, por ejercer la dominación, en las instituciones, por el convencimiento, fuerza o el cuchillazo traicionero.

El rey loco, dueño de dragones, instalado en Palacio, está jaqueado por señores de otros reinos que han decidido asesinarlo. En ‘Juego de tronos’, el rey loco es asesinado y un señor ocupa su lugar. Eso es un sacrilegio, una traición a las tradiciones, pero los señores de los otros reinos participaron en esa conspiración sangrienta.

Por eso, la serie trata sobre la lucha de los otros lords por quedarse con el trono, una vez que el rey Robert Baratheon, quien destronó al loco, pierde la vida por una conspiración de su propia esposa Cersei Lannister, que mantiene un romance incestuoso con su hermano Jaime. Allí comenzó la gran guerra.

En la fantasía hay alianzas contra natura. Reinos que estuvieron enfrentados por siglos se unen para derrumbar al rey y, sobre todo, a la reina. Porque, aunque no lo crean, en la serie, como en nuestra realidad, las mujeres tienen tremenda injerencia en la política. Eso no es nuevo.

¿No son mujeres las que se están sacando los ojos en la Fiscalía? Cersei manipula al rey Robert y cuando está enviciado por el alcohol y mujeres, ella propicia su muerte y coloca en el poder a su adolescente hijo, que no era hijo de su marido, sino de su hermano.

No nos equivoquemos. ‘Juego de tronos’ (Game of Thrones) tiene de fantasía como de política. La serie más vista de la televisión norteamericana hizo olvidar las extraordinarias seis temporadas de ‘Los Soprano’. Pienso que la historia con sus bosques tenebrosos, ciudades protegidas por gigantescos muros de hielo, dragones y los hombres de blanco, temibles zombis provenientes del frío, esconde una tremenda lucha terrenal por el poder.

Y lo peor es que el trono de los Siete Reinos, por el que mueren miles de soldados y señores, es un sillón confeccionado con hierro. Es un artificio de su creador, para demostrarnos que el delirio del hombre por la ambición es solo una ilusión. George R. R. Martin, el autor de los libros en que se inspiró la saga, era un estimado escritor de libros de ciencia ficción y guionista de Hollywood.

La serie se inicia cuando el rey Robert Baratheon llega a Invernalia, en el gélido norte, a proponerle a su mejor amigo y señor de esas tierras que sea ‘mano del rey’, una especie de primer ministro.

Lo que no sabe Lord Eddard Stark (Sean Bean) es que la esposa del rey, la bella y cruel Cersei, no está dispuesta a tenerlo cerca. Junto a ella llega también su hermano, un enano al que ella desprecia, llamado Tyrion (Peter Dinklage), también rechazado por su padre, y afecto al vino y las prostitutas.

Este personaje es clave y Peter, por su extraordinaria actuación, ganó varios Emmy al ‘Mejor actor de reparto’. A medida que avanzan las intrigas, la guerra y la lucha por la supervivencia, Tyrion se convierte en un personaje principal e imprescindible. Ángel y demonio. Búsquenla, los hará alucinar. Apago el televisor.

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