Pancholón en el sauna. Foto: Difusión
Pancholón en el sauna. Foto: Difusión

El Chato Matta llegó al restaurante por un sabroso caldo de gallina con presa grande, dos huevos, papita amarilla, limón y rocotito molido. “María, Me invitó a su sauna privado y solo estábamos los dos a más de 50 grados en la cámara de vapor. Olía a puro eucalipto, hierba luisa y cedrón, que es bueno para relajarte.

El gordito se puso serio para confesarse. ‘Hace unos días tuve cita con el médico, quien muy serio me cuadró: Si quieres ver a tus nietos deja el licor, las madrugadas, tienes el hígado craquelado y la próstata inflamada, cuídate, nada de sexo ni licor por seis meses’.

El abogado mujeriego se puso blanco. Pero la advertencia le duró dos días. Se escapó al local ‘Medellín’ con una venequita de hermosa figura. Se embalaron con los rones y N’samble empezó a sonar con un tema del ‘Canario’. ‘Te vas a saciar de mí, más allá de tu alma/ Donde ya las palabras no tendrán qué decir/ Te vas a saciar de mí/ En la cama con fuego, sin principio ni fin. Te vas a venir conmigo, te vas a venir conmigo, Te voy a saciar de mí…’. Empezó a morderle la orejita a la ‘chamita’. Terminaron en La Posada.

Lo malo es que bebió demasiado, entró en demencia y llegó con tremendos chupones en el cuello y el pecho. La abogada tóxica se le fue encima en su casa. ‘Tú nunca vas a cambiar, eres como Tinelli, un zorro viejo que solo se vaciló con Milett, si entras a una iglesia, el cura se enferma o se cae el techo. Ni la Biblia ni los sermones te van a cambiar, ¡lo que necesitas es un brujo!’.

‘Me conmovió tanto que dejé que pararan un taxi y me llevaran a un viejo por un cerro en San Juan de Lurigancho. Allí el espiritista apenas me vio me miró mal y empezó a escupirme por todo el cuerpo un brebaje que olía igual que los baños de esas discotecas ‘pacharacas’ del centro de Lima.

‘Fuera Satanás, sal de este cuerpo infiel. ¡¡Largo, largo Lucifer, fuera diablo!!’. Me sentí mareado y sin fuerzas. Fue entonces cuando me hicieron beber un líquido que parecía aceite de ricino y entré en trance. Vi todo nublado.

¡No voy a desear la mujer ajena, no voy a partir!’

El brujo me dijo: ‘Pancholón, el diablo se ha apoderado de ti, grita: ¡no voy a desear la mujer ajena, no voy a partir!’. Chato, te juro que quería mentir, pero los escupitajos del cholón estaban haciendo efecto. Mi táctica es simple. Una sacadita de lengua, un pequeño mordisco en la oreja y poner entre sus piernas mi tarjeta de abogado que no cobra la consulta.

El espiritualista me volvió a preguntar: ‘Pancho, los mandamientos son sagrados. Uno de los más importantes es no mentir. ¡Habla Pancholón, confiésate pecador! ¿Has estado en el hotel con otra mujer? ¡Síiii!, grité. Mi vida entera es una mentira. Incluso engañé a mi primera esposa el mismo día de mi boda...

Chatito, nunca he vivido un día más terrible. El brujo se recuperó y volvió a la carga: ‘¡¡Confiesa tus traiciones!!’. Sí, acabo de tener una encerrona con mi amor venezolana. Ella me secuestró y siempre me dice: ‘Panchito, este secreto que tienes conmigo nadie lo sabrá’. No puedo controlarme, cada vez que veo una mujer, quiero poseerla, hacerla mía.

Quiero estar tranquilo, pero me pican los pies, se mete el gusano y creo que nunca cambiaré, soy un zorro viejo’”. Bueno, este hombre morirá en su ley. Al final se va a quedar viejo y solo porque es infiel, cochino y sinvergüenza. Me voy, cuídense.

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