Invertir tiempo de calidad en la familia no solo es gratificante a corto plazo, sino que también tiene una serie de beneficios duraderos que impactan positivamente en la salud emocional, el desarrollo cognitivo y el bienestar general de todos los miembros. Desde fortalecer los lazos familiares hasta promover un sentido de pertenencia y seguridad emocional, dedicar tiempo significativo a la familia puede generar efectos positivos que perduran a lo largo de la vida.
Invertir tiempo de calidad en la familia no solo es gratificante a corto plazo, sino que también tiene una serie de beneficios duraderos que impactan positivamente en la salud emocional, el desarrollo cognitivo y el bienestar general de todos los miembros. Desde fortalecer los lazos familiares hasta promover un sentido de pertenencia y seguridad emocional, dedicar tiempo significativo a la familia puede generar efectos positivos que perduran a lo largo de la vida.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un arroz chaufa de mariscos, wantán frito y una jarrita de limonada para bajar el calor. “María, hoy es feriado por el Día del Trabajo en todo el país. Debe ser ocasión para que los hombres y mujeres pasen más momentos en familia con sus hijos y seres queridos. Pero, sobre todo, para que dejen por un rato el bendito celular y conversen, hagan bromas, recuerden anécdotas y la pasen bien sin necesidad de estar pegado al aparatito.

La vida en realidad es muy corta. Los que somos padres nos damos cuenta de inmediato. Cuando nuestros hijos son niños, ellos quieren estar a cada rato con nosotros. Nos acompañan entusiasmados hasta a la bodeguita.

Pero cuando llegan la pubertad y adolescencia, adiós momentos de padres con sus hijos. Prefieren estar con sus amigos, quedarse en casa o estar con el celular. Peor es cuando se casan. Ya no tienen tiempo para los papás, a quienes visitan a la muerte de un obispo.

Aprovechemos todos los momentos que podamos para gozar de las personas que queremos, para preguntarles cómo les va, qué proyectos tienen, qué han soñado o qué quisieran comer.

No esperemos que se muera para lamentarnos y decir ‘por qué no le di más tiempo’. Si tienen un poquito de plata y días libres, viajen juntos, tengan experiencias que contar luego a sus amigos o hijos. Yo aún recuerdo mi niñez, cuando mi papá nos sacaba todos los domingos al parque a dar vueltas y luego nos compraba un helado o comíamos pollito a la brasa.

  • Una buena manera de mejorar tus relaciones es hacer deportes con tus hijos. Correr, montar bicicleta y luego comer o tomar algo.
  • También puedes crear el día de mirar una película en la casa o en un cinema.
  • Otra cosa que podrías aprovechar es involucrar a toda la familia en la preparación de la comida. Así les enseñas tus secretos.
  • Invita a los papás de sus amigos a casa para conversar o tomar algo, mientras los chicos se divierten entre ellos.
  • Sal de viaje, aunque sea a un destino cercano. Sal de la monotonía de la casa y el barrio”. Me voy, cuídense.

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