Bruja volando. Foto: ¡Stock.
Bruja volando. Foto: ¡Stock.

Además de realizar conjuros y elaborar pócimas, las -que celebran su día todos los 31 de octubre- tienen según la creencia popular un poder adicional: volar, sobre todo montadas en sus escobas o algún artilugio encantado.

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El Canon Episcopi, documento eclesiástico del año 904 con referencias sobre la brujería, mencionaba la facultad de volar en las brujas, aunque más que todo como un sueño y la ponía en duda.

Sin embargo, desde el siglo XIV, el vuelo de las brujas, sobre todo en escobas, se daba como un hecho, recuerda Jesús Callejo en su libro ‘Breve historia de la brujería’.

“¿Eres una bruja? ¿Vuelas por los cielos...? ¿Cómo lo haces? ¿Usas una escoba para volar? ¿Qué encantamientos infernales pronuncias cuando vuelas?”.

Cacería de brujas.
Cacería de brujas.

Estas eran preguntas habituales en los juicios en los tribunales de la Santa Inquisición, organizados por el clero cristiano para sancionar, entre otros, a quienes practicasen lo que llamaban la brujería, refiere Alfonso Trinidad en su libro ‘Caza de brujas. La auténtica historia de los jueces de la verdad’.

Pero, ¿las brujas -si es que se cree que existían o existan- podían o pueden volar?

El médico Andrés Laguna, en el siglo XVI, ya advertía que mujeres dedicadas a ritos y elaborar pócimas se untaban sobre el cuerpo sustancias alucinógenas que las drogaban y hacían entrar en trance y sentirse caer, como si volasen.

Años después el doctor M. J. Harner detectó alcaloides en los ungüentos, que hacían sentir a las brujas como si volaran hacia sus aquelarres o reuniones de hechiceras.

Caza de brujas

Por la bula ‘Summis desiderantes affectibus’, del 5 de diciembre de 1484, el papa Inocencio VIII lanzó la caza de las brujas.

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