Se viene la Navidad mi gente y fieles seguidores de . Esta fecha me trae nostalgia y recuerdos imborrables que viví sobre todo en mi infancia. Ahora les voy a contar un capítulo de mi vida durante el mes de diciembre del año 1995. Año inolvidable para mí, sin duda.

A inicios del año 95 el profesor Fernando ‘Gato’ Cuellar me había promovido al primer equipo de Universitario de Deportes. Luego don Sergio Markarián, que asume la dirección técnica de la ‘U’, me da la oportunidad de debutar como delantero, tras unos entrenamientos personalizados que me hace realizar y luego de haber jugado de atacante en la reserva con el paraguayo Yrala.

Era el juvenil que buscaba ganarme un lugar en el primer equipo crema, no era fácil. Pero en el fútbol, como en la vida, las oportunidades se presentan una sola vez y no la dejé pasar. Aún tengo fresco en la mente el día que Markarián me habló para jugar de delantero. Me embarqué en la oportunidad, sin dudarlo.

Ese año, al equipo le había ido mal en los clásicos jugados contra Alianza Lima. Cristal logró el campeonato, pero para ver quien lo acompañaba a la Copa Libertadores del 96, se debía jugar un partido extra entre Universitario y Alianza Lima al haber empatado en puntaje.

El partido definitorio se jugó un 27 de diciembre de 1995 en el estadio Nacional. Lo recuerdo con claridad, ya que era mi primera Navidad como futbolista profesional. Y obviamente era una Navidad diferente. En mi Corongo City ‘ya era un ciudadano reconocido’, mejor dicho, ya era popular en mi zona. Los medios de comunicación me iban a buscar para hacerme entrevistas. Hasta ese entonces, solo Tonny Alguedas había generado esa expectativa en el barrio. Él jugaba en Alianza Lima y un día fue a su casa su padrino, Teófilo ‘Nene’ Cubilas. Esa visita fue la sensación del momento en todos los vecinos.

Volviendo a la noche del 24 de diciembre del año 95, ya en casa había para el panetón y para comprar algunos regalos, lo que hacía de esa Noche Buena algo muy distinta a las anteriores. No digo que fueran malas, pero esta era especial.

Esas Fiestas Navideñas lo viví de una manera diferente, en todo sentido. Fue una Noche Buena en familia, super tranquila, pero con mucha expectativa e ilusión por la oportunidad que se me estaba presentando. Salí a dar una vuelta por el barrio para ver reventar los cohetes, algo que siempre lo hice desde que tengo uso de razón, tomé mi chocolate y mi panetón y al día siguiente, el 25 de diciembre, a las 9:00 de la mañana estábamos entrenando en el estadio ‘Lolo’ Fernández bajo los órdenes de Sergio Markarián y de Mario Mendaña, que era el reparador físico, para luego quedar concentrado en el Hotel Ariosto de Miraflores.

La noche del 27 de diciembre del año 1995 ganamos el clásico con gol de Roberto Martínez. Ese partido fue transmitido, en directo, por Panamericana. Fue un triunfo inolvidable, que hasta hoy, los hinchas cremas lo recuerdan con mucha efusividad. Fue un triunfo que impactó mucho en los seguidores y por supuesto en mí ya que era los primeros clásicos en mi vida profesional.

Fue un clásico decisivo y lo ganamos, pero también tuvo sus ingredientes adicionales que lo hacen inolvidable para mí. Cosas como la patada que me metió Juan José Jayo, mi expulsión injusta por el árbitro Alberto Tejada, que años después, en mi programa La fe de Cuto, reconoció que debió ser amarilla. La forma que el brasileño Alex Rossi me sacó de la cancha, me cargó ante el asombro de los hinchas. Hasta hoy, veo el video y no lo puedo creer todo lo que sucedió aquella noche. Fue una nueva Navidad, una nueva etapa de muchos sueños… sueños del que, hasta ahora, no quiero despertar.

Nos leemos el próximo lunes.

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