‘Cuto’ Guadalupe y sus duras navidades
‘Cuto’ Guadalupe y sus duras navidades

Mis queridos seguidores de mi programa ‘La fe de Cuto’ y lectores de esta humilde columna, en esta fecha de reflexión del nacimiento del niño Jesús quiero agradecerles por tantas muestras de cariño, seguirme en mis diferentes plataformas y por supuesto y ahora cerramos el año con el exárbitro Gilberto Hidalgo. Mil gracias por todo su apoyo.

En esta fecha tan especial quiero contarles algo sobre las Navidades que pasaba en mi Corongo querido. Sobre todo, relatar algo que viví desde la mirada de un niño y el sueño que tenía en estas fechas navideñas, a inicios de los años 80 cuando ya tenía más uso de razón con ocho o nueves años de edad.

Vengo de una familia de extrema pobreza y cuento esto no para victimizarme, ni nada de esas cosas. Lo digo para poner en contexto lo que vivía en estas fechas festivas.

(Foto: José Huachano Lara)
(Foto: José Huachano Lara)

LA BICICLETA QUE AÑORÉ

Cuando era niño soñaba con tener de regalo una bicicleta. En cada Navidad esperaba con ansias la Nochebuena para recibir ese regalo, pero la bicicleta nunca llegó. Aunque siempre debo decirlo tenía la esperanza, la ilusión, de que mi sueño se podría hacer realidad.

Tanto era mi deseo de tener una bicicleta que en el techo de mi casa había una bicicleta vieja y alucinaba en que en algún momento esa se iba a convertir en una nueva. Algunos tíos me habían prometido en arreglarla, pero no se dio la oportunidad. En más de una oportunidad, recuerdo que me puse a lijarla para quitarle el óxido. Así me pasaba soñando sobre mi techo en que la bicicleta en algún momento iba a funcionar.

A falta de la ‘bici’ había una congregación de monjas que cada año por estas fechas iban a mi colegio 5039 para repartirnos regalitos y compartir una taza de chocolatada y una buena tajada de panetón. Era el niño más feliz del mundo. Recuerdo como si fuera ayer que los regalos que nos entregaban era una bolsa de ‘cachaquitos’ o ‘soldaditos’ de plástico que luego en la calle jugábamos tumba cachaco con las bolitas.

La Nochebuena en casa se hacía realidad gracias a mi tío Carlos Alegría que trabajaba en La Marina. Él le regalaba una canasta a mi mamá Prince en la que llegaba su panetón. El regalo de mamá era la ropita nueva, el ‘chachá’ para la Navidad, pero uno como niño esperaba siempre el juguetito.

Cuto Guadalupe y su tierno saludo por Navidad al lado de sus hijos [VIDEO]
Cuto Guadalupe y su tierno saludo por Navidad al lado de sus hijos [VIDEO]

LAS ZAPATILLAS CON LUCES

Mi amigo Iván tuvo la fortuna que su mamá Manuela le compró la bicicleta que tanto yo soñaba tener. No solo eso, recuerdo que en una época salió de moda las zapatillas con luces. Fue un furor. Lucir esas zapatillas con luces eran lo máximo, era como estar a la moda. En mi caso solo me quedaba mirar las zapatillas con luces en los pies de mi amigo y ahora compadre. Ya de grande hice realidad mi sueño.

Me quedé con ese sinsabor, con ese deseo de que no pude recibir la bicicleta de regalo. Me marcó tanto eso que recién cuando llegué a Universitario, tenía 16 años, me pude dar el gusto de comprar una. Fui a Plaza Unión y me compré una Goliat color negra. Mientras daba vueltas por el barrio sobre la bicicleta, volvía a ser ese niño que llevo en mí, que tuvo que esperar pacientemente ese regalo. Lo disfruté al máximo, aunque ya era grande.

El hecho que no haya recibido la bicicleta de regalo no quiere decir que era un niño infeliz o que tuve una infancia poco feliz. En casa había necesidades, como hay en muchos hogares del Perú y el mundo, pero supe entender que no había dinero para comprar ese regalo; en casa mamá Prince y la familia hacía denodados esfuerzos para que haya un panetón, unos chocolates y la ropa nueva para lucir en estas fechas. El trabajo de mamá, sumado a la ayuda solidaria de mis tíos, que estaré eternamente agradecidos, hacían que esto sea posible.

Es esta fecha quiero enviar un Feliz Navidad para todos mis lectores y seguidores. Nos leemos el próximo lunes.

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