Mi gente de ‘La fe de Cuto’. Luego de la , les traemos una emotiva charla con César ‘Chalaca’ Gonzales, quien nos cuenta entrañables anécdotas de su etapa como entrenador al lado de Jefferson Farfán, Juan Manuel Vargas y Kukín Flores, que en paz descanse. Harto aguadito.

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Tú eres de Chosica, Pueblo Libre... de dónde eres

Limeño de nacimiento. Éramos una familia semi acomodada, mi padre era ingeniero pero mi mamá sufre de asma, entonces mi papá pensó irnos a vivir a Chosica por el clima, eso le hizo muy bien a mi madre. Mi papá tenía que ir y venir todos los días. Él era gerente, no podía dejar el trabajo. Logró que mi hermano mayor acabe quinto de media en el Santa Rosa de Chosica y nosotros estábamos en segundo o primero de media y tomó la decisión de venirnos a Lima, que teníamos la casa de mis abuelos, una mansión, mi abuelo le dio la parte que le correspondía en vida y vinimos, entré al colegio Claretiano y empezó mi vida amical, profesional, estudios, jugaba todo el día pelota. Terminé en San Miguel, ahora vivo ahí también, siempre estoy cerquita al Claretiano, mi otra cosa.

¿Cómo fue tu infancia?

Mi infancia fue en Chosica, el tren, ese era nuestro vacilón, pelotear en el parque frente a la casa. Los curas jugaban con nosotros. Mi infancia hasta los 12 fue en Chosica. Luego fui al Claretiano. Yo siempre cuento una anécdota. Cuando mi padre toma la decisión de venirnos a Lima toda la familia, los tres del medio fuimos al colegio, mi hermano fue al Santa María Eufrasia y mi otro hermano y yo fuimos al Claretiano. A los tres nos jalaron de año. Mi padre, muy inteligente y capaz, dijo ‘no les voy a pegar a mis hijos, los he sacado de su medio de vida, eso sí, tiene que haber un castigo’. ¿Qué hizo? Nos volvió a inscribir en el mismo colegio a los tres para que pasáramos vergüenza. Eso fue para mí un regalo de Dios porque por la edad, esa era nuestra promoción. Nunca más me jalaron y conseguí una promoción que quiero mucho, la gloriosa promoción 33 del Claretiano, a raíz de esa jalada de año los conozco y son mis grandes amigos, grandes abogados, grandes generales.

¿Dónde haces la división de menores?

En ningún sitio, en ningún club profesional. En el Claretiano sí jugué por la selección, pero no me probé.

Entonces ¿Cómo son tus inicios en el fútbol?

Por la edad, que éramos chibolitos, yo tuve la suerte que jugué el Intervalo de la Prensa. Había un pata de mi barrio que era delegado de la Universidad San Marcos, yo jugué por la San Marcos, era un nivel fuerte pero jugaban pelota una barbaridad, yo aprendí mucho en San Marcos, de los mayores. A San Marcos estuve un paso de llevarla a la primera profesional...

¿En qué posición jugabas en menores?

Back metedor. Todo lo que pasaba junto a mí tenía que llevar vuelto. No tuve la suerte de jugar rápido porque cada vez que iba a un club me encontraba a Chumpitaz, Orlando La Torre, Soria, Toronjo Paredes... tuve la suerte que me vio Marcos Calderón, quien era técnico de Alianza Lima 77 previo al mundial 78, y fui testigo, yo ya estaba en el equipo sin hacer menores, y Javier Castillo se estaba retirando, ese puesto era para mí. Un día, para mi fue sorpresa porque yo venía de colegio religioso, y escucho ‘toca la pelota pues carajo’... Marco Calderón le decía a José Velásquez... yo estaba atrás de suplente, José volteó y le dice ‘qué te pasa m...’.

Al día siguiente presentó su cargo a disposición Marco Calderón diciendo ‘o se va José o me voy yo’, y le dijeron chau a Marco. Así llegó Mario González de técnico a Alianza. La Foca, que falleció, mi profe; me hizo debutar en primera, pero no tenía mucho carácter, era muy amigo de los pesos pesados, que les gustaba su trago. Nos fuimos a EE.UU. después que el Loro, mi compadre César, hace un gol de mitad de cancha, yo jugué ese partido. Loro era amigo de Mario González, con él nos fuimos a un gira por Estados Unidos a jugar con la selección de México, de EE.UU., es que Alianza era Sotil, Cueto, Cubillas, Velazquez, Pitín. Bajamos del avión al regresar y en la puerta del avión, abajo, estaba don Eduardo Hohberg, esperando al equipo. Ya lo habían volado en el vuelo a Mario González. Bajó y vio a Jover, voltea y busca a sus patas y todos miraban al cielo. A Dios gracias nada contra Mario pero me encontré con un tipazo de entrenador, un tipazo era Eduardo Jover, era el mejor que he tenido. Habló con mis padres para que no me juntara con cierta gente. Terminamos siendo campeones con él 77/78. Luego hice una parada de un año para terminar mis estudios y me fui a Cristal. En Cristal tuve la mala suerte de jugar con Chumpitaz, con Pedrito Ruiz, con Caballero, Quiroga... qué piña fui. Yo tenía la suerte que Quiroga me recomendó, necesitaba un back que vaya arriba. Don Alberto Gallardo me lleva y con Quiroga hicimos la pareja y jugué todo el año, el 83, ahí es donde yo me retiro.

¿Con Manso, Chumpitaz y Panadero, dónde te cruzas?

Ellos eran jugadores de selección. Salió una lista de 40, yo estaba ahí, pero muy lejos de ellos, yo era 41, qué iba ir al mundial yo por ellos. Jugué con Chumpi y Panadero en Cristal, a Manso lo adoraba.

¿Cómo era Chumpitaz en su época?

Era antipático, no podías hablar. Yo paraba jodiendo, yo paraba con Aliaga y con Gumana, eran mis doberman, los podía a los dos adelante, más feos los dos negros y Lobatón... eran tres morenos que andaban conmigo, me llevaban a mi casa, yo vivía a 30 metros, me mudé para estar cerca al club, me mudé por culpa de Cubillas, que quería que entrene a las 7 y a las 3. Yo era pareja con ellos, o con Chumpi o con Panadero. Panadero se pasaba, ya estaba al final de su carrera y me llamaba ‘acá está el fixure, acá yo juego, acá yo juego, acá, acá, acá no, acá van a Cusco, acá a Tarma, acá no voy, tú vas, prepárate porque viajas’. Yo lo miraba, ya no quería jugar en altura este perro. Después con Panadero apostábamos un almuerzo para cinco a ver quién sacaba primero de la cancha a Espósito, un argentino goleador de la U. Eso nos encantaba a nosotros. La primera se la mete Panadero, se lo comió y el otro siguió con todo. Yo lo agarro por el lado derecho en un cruce... Espósito va por la raya y le meto una barrida que ha pasado la pista atlética que los policías que estaban sentados viendo el partido estaban viendo cómo agarrarlo... no regresó más, nunca más...

Un día, fuimos a jugar al Cusco con el Boys, éramos el Boys de Marcos Sharum, yo les dije a todos ‘Muchachos, hoy día el partido es a tal hora, mañana el vuelo sale a las 7 de la mañana. Aprovechen para que vayan a comprar carne. Yo me levanto a las 5 de la mañana y me paro en la puerta y veo una mancha que venía caminando. Era Marco Sharum que venía, yo lo quedo mirando y le pregunto ‘de dónde vienes’ y me dijo ‘¿tú no dijiste que fuéramos a comprar carne?’, venía con su fajo de carne, estaba en una bomba... había llevado un paquete de periódico para decir que había comprado carne, pero venía de su borrachera. Un día me tocaba Cienciano del Cusco, llego a Cusco y se me acerca Santiago y me dice ‘Chiquito está hasta las huev... no va tapar porque está tapando Johnny, se ha metido una descuidada. Está en una bomba... está mal, está que vomita’ y yo le digo ‘tiene que tapar porque a Jhonny le hace mal la altura, yo no sé cómo haces pero me lo recuperas’. Vino Antonio Cuba y fue y le dijo o si le puso un billete de 100 dólares, el negro fue el mejor jugador de la cancha, nunca más volvió a tapar Jhonny Vega hasta que acabó el campeonato, así fue.

¿Por qué le dicen ‘Loro’ a César Cueto?

Porque tenía un poco la nariz media... más yo le decía César.

¿Por qué te dicen Chalaca?

Por él, por César Cueto. Como era jugador nuevo porque no había hecho menores, el Loro, a propósito me da la bola con un bote, alta, él esperaba que yo la saque de chalaca, me la hacía todos los partidos de práctica, me la tiraba atrás, me la complicaba a mí y me tiraba, ese era mi recurso, él me obligaba a usar ese recurso. Un día me quedé privado porque me golpeé la cabeza y el tío que era el encargado de todos los camerines, me llevó al tópico, me recuperé a los 4 minutos. El entrenador paró el partido, normal, pero después Cueto, por joder nada más, porque yo era el niño limpio que venía del colegio, comenzó a comentar que yo era loco de ‘la chalaca’, que por el golpe me había quedado loco. Comenzó a joderme con esa vaina y me tenía hinchado. Comenzó a cortarse la chapa ‘loco de la chalaca’ era muy largo y se quedó con ‘chalaca’.

Chalaca Gonzales: "Que Juan Vargas se deje de cojudeces, él tiene que ser la manija de la 'U'"
Chalaca Gonzales: "Que Juan Vargas se deje de cojudeces, él tiene que ser la manija de la 'U'"

SUS ANÉCDOTAS CON EL ‘LOCO’ VARGAS

Hay una anécdota con el ‘Loco’ Vargas, él dice que te confundió... ¿cómo fue?

Mi hijo preferido, mi bebito. El ‘Loco’ Vargas debería, todos los días, buscarme y agradecerme, así debería ser hasta que me muera. Dios fue magnánimo con él, le dio cinco hijos lindos y lo volvió otra vez a que esté tranquilo, y eso era porque no había tenido la vida que quiso desde chico, ser jugador. Al ‘Loco’ lo encuentro así: ya el club Terrazas había conseguido varios vaguitos del mercado de Magdalena, un amigo se los había llevado a jugar como rival en el Terrazas. Un día invitaron a ese equipo del Loco a jugar en el Terrazas. Todos eran chibolitos, les invité dos gaseosas de litro y les daban 5 soles para su pasaje. Pasaron 15 días y paso yo por el Chamochumbi, yo vivía en Pezet, paso rápido con una camioneta negra y lo veo a él que venía caminando abrazado con un pata justo en el mural de la cara de Kina. Lo vi al Loco y dije ‘este chibolo es el que me hizo la huacha la vez pasada’. Me estaciono en la puerta del Chamochumbi, lo esperé y de lejos se paró y miró el carro, le bajé la luna y le dije ‘oe chibolo, te acuerdas de mí. Oye el día lunes empieza a entrenar la sub20 Perú, quiero que vayas a probarte’, el Loco desconfiado, rata... le di una moneda para su pasaje. Ya después hablando, dice que no se acercó a hablarme porque pensó que era de esos viejos ‘cabr...’ que vienen con su carro.

Chalaca Gonzales: "Que Juan Vargas se deje de cojudeces, él tiene que ser la manija de la 'U'"
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En una entrevista tú hablas de Jefferson, de mi sobrino, dices que él no se acuerda de ti... Él dijo que no le dabas ni para su pasaje

Cómo puede hablar así, negro, ya te jodiste conmigo. Si vas a escuchar, te has jodido conmigo. Y cuidado que vayas a tocar el tema difícil que hemos tenido con la televisión, ya sabes tú dónde y cómo, acuérdate de Palermo y no toques nunca ese tema, él sabe por qué se lo digo. Ahí vi que con el negro Guizasola, par de payasos, paran fregando a todo el mundo...

Mis hijos, yo había conseguido que la esposa del gerente del Hotel del Pueblo, la Granja Azul, la señora me daba tickets para ir a comer a Saga, y yo como tenía mis negros, nos íbamos 10 a comer ahí a comer gratis a Saga de San Isidro... no se acuerda ni siquiera de llamar por teléfono a decirme ‘Feliz día del padre’, después de todo lo que he hecho por esos negros... y más por este...

Te voy hacer acordar, por tu culpa, bueno yo autoricé, me pediste que no te cambiara en Arequipa contra Venezuela, porque querías ser el goleador del campeonato, yo te dejé pero tú tontamente te hiciste sacar la segunda tarjeta amarilla y eso obligó a que tú no juegues contra Argentina y Argentina nos gana el partido y perdemos la clasificación, todo por el cariño hacia él.

Dile a tu pata ese, que te hizo la película... primero, agarró un segundo que supuestamente se podría parecer a mí para que salga como ‘Chalaca’ entregándole la camiseta de la selección dentro de la película y yo no era, era otro pata que había contratado, un alto, zambo como yo y le dio la opción a él, no me consideró a mí.

Segundo, todos tus patas fueron a mi casa a buscarme tres o cuatro veces porque era el único que podía darles las fotos, les di todo, hasta ahora no me la entregan carajo, no me dan hasta ahora mi documentación y ni siquiera me dieron una entrada para ir al cine a ver la película y de ahí nunca más me ha llamado la Foca, se ha hecho el loco.

Yo tengo una anécdota con Charo, con tu hermana... cuando viajábamos con ellos, la señora Charo tenía su carácter... a nosotros nos daban 10 dólares para viáticos, si eran 12 días, eran 120 dólares... a mí me daban el doble y la señora Charo vino un día y lo agarró a Burga, yo estaba presente, le dijo ‘usted, con qué autorización usted le da 120 dólares a mi hijo para que él se la gaste en el viaje con la selección. A mi hijo no le da plata nadie y menos para que se la gaste de la manera que él quiere gastarla porque acá hay gastos qué hacer y usted tiene que darle al padre de familia, no al hijo’. La Federación cambió totalmente la manera de darle a los hijos, ahora le dan a los papás. Yo fui testigo, le dijo así a Burga... no sé si eso salió en la película o no. Como no me mandó entrada ni vi...

¿Cómo fue esa anécdota con el Mudo?

Yo conozco a su abuelo que toca cajón, la trova antigua, tocaba... El Mudo... jugábamos un partido, que si lo ganábamos, pasábamos a la siguiente etapa... jugamos a las 8 de la noche, mandé a acostarse a todos a la 1:30 hasta las 4, yo prohibía que entren a utilería porque se levantan las cosas pues... Encuentro a uno de los dos, no me acuerdo exactamente quién fue... yo pregunto ‘para qué a venido’ y el utilero me dijo ‘es que me ha dicho que le guarde su camiseta para la mañana’, pero si jugábamos en la tarde y si ganábamos clasificamos y seguimos normal, pero él ya había venido a pedir su camiseta, ya me acordé quién fue. A la otra persona lo encontré en la recepción a hablando por teléfono a la 1:30 de la tarde: “Si mamá, el vuelo sale a las 8 de la mañana, estaremos a las 3 de la tarde llegando a Lima”, yo escuchaba todo lo que hablaba atrás. No había jugado el partido a las 8 de la noche y ya había perdido... los dos... el Mudo está entre esos dos jugadores.

Carlos Kukín Flores y su descubridor César 'Chalaca' Gonzales.
Carlos Kukín Flores y su descubridor César 'Chalaca' Gonzales.

LAS AVENTURAS DE KUKÍN FLORES

Cuéntame algo de Kukín Flores

Ahorita se me cae el techo... yo le decía ‘Negro loco’ y él me decía ‘Estafador’, pero en buena onda...

Un día estaba internado en Cieneguilla y le dice al jefe de la casa ‘Chalaca ha entrado a trabajar ahí, un equipo de Ica creo, y Chalaca me va llevar, pero tengo que entrenar’. El negro sale un día a correr con dos tenientes que corrían con él, pero el negro sabía correr, tenía un físico... se abrió de los dos que lo seguían, toma su micro Manchay-Callao, se fue hasta el Callao, al tercer día otra vez a depositarlo allá. Cuando me voy a Iquitos, yo voy a hablar con el encargado de la casa, ya estaba en otra casa, y le digo ‘yo lo quiero recuperar a Carlos, Carlos a jugar...’, firmé y salió y me lo llevo a Iquitos, un espectáculo, no te voy a mentir la cantidad de fútbol que dio a Iquitos, y nos dieron el equipo con 11 puntos en contra, ya para la baja.

Me lo llevo a él, a Michael Guevara y a Barrena, armé un equipo... tres volantes de ataque, uno que defendía que era Portilla y ganábamos y ganábamos.

El negro hasta ahí no decía nada, pero lo voy a decir. Yo le daba un día más porque lo de él era una enfermedad, yo lo tomé así. Jugábamos el sábado en la noche y no lo veía hasta el martes, pero a veces cuando entrenábamos lunes por la tarde, yo lo bajaba, lo separaba bastante del grupo después del partido para que se recuperara porque el que hacía el show era él, no lo he visto jugar tan bien como en el CNI, acá lo vimos poco, en el Boys. Lo único que ya al final la remató cuando vio que los dragones volaban, vio cosas que no debía ver y ya no, ahí si no. Cuando vio gaviotas rojas, me llaman, yo estaba en el Circolo Italiano a las 8 de la mañana porque me había traído al equipo B, a los del A los dejé libre, porque ya habíamos salvado la baja... dejé 7 en Iquitos, Kukín había ido a salvar la baja y ya lo habíamos hecho...

Me llaman a decirme que estaba preso, pedí que no vayan a tomarle fotos y le tomaron fotos calato y mal, le malearon otra vez la vida, cuando él había cumplido en Iquitos. En Iquitos, todo el mundo me hablaba maravillas del negro...

Carlos Kukín Flores falleció el 17 de febrero del 2019. Chalaca Gonzales fue su amigo y técnico. (Foto: GEC)
Carlos Kukín Flores falleció el 17 de febrero del 2019. Chalaca Gonzales fue su amigo y técnico. (Foto: GEC)

¿Qué otra anécdota?

Después en Europa, cuando era chiquito, le hacíamos la ley del hielo, nadie le hablaba, porque era malcriado, era odioso, te pegaban, era trompeador, todos eran gringos del Santa María... se ponía a jugar ping pong solo, corría de lado a lado en la mesa y nosotros lo mirábamos y nos insultaba, era loco... Un día, nos quedamos tres o cuatro, eran de Cantolao. Quiero que lo tomen a la broma. Los papás que tenían plata acababa la gira y seguían con sus hijos paseándose por Europa, yo me quedé con ocho o diez chicos y un día nos vamos a una panadería en Noruega y yo me agarraba los panes, me los escondía porque no alcanzaba la plata para darles de comer a los chicos. Yo había ido con Kukín y le digo que se lleve al encargado por otro lado para jalarme el jamón... cuando voy a la caja en negro me jalaba y se me cayó el paté, el jamón y le decía ‘Kukín, no me toques concha... déjame tranquilo’, yo sentía que el pan se me movía, por joderme nada más, por fregarme, me hacía estas cosas ese negro loco.

Un día te correteó en un partido...

Él estaba con Alianza y yo estaba con el Boys, yo estaba peleado con él porque se fue a jugar a Argentina y cuando regresó creía que le iban a comprar su carta pase, nadie le compraba y yo lo tenía entrenando y un día se molestó, pero le dije que yo no veía eso. Se amargó y se fue a Alianza, se desapareció. Alianza pagó su carta pase y nos toca enfrentarnos un partido en Matute. El negro entra a jugar y yo dije ‘me va destrozar porque lo va hacer contra mí’. Entró a la cancha y me señalaba, ‘vas a ver huevón, cobarde de mierd...’. Yo me hacía el cojudo... me señalaba a pesar de que yo he sido su padre. A los 8 minutos reventaron dos o tres bombardas dentro del área chica, yo entro corriendo y estaba Machi, se había lastimado los tímpanos, y le dije ‘échate mier... voy a parar el partido, Kukín nos va hacer caga... yo lo conozco, dices que te has roto el tímpano’... y Kukín ‘cobarde de mier... maricón’. Ahí fue que Checho me defiende y lo empujó, lo sacaron pero me decía ‘ya vas a ver, te voy a cagar, ese no tiene nada’, pedí la ambulancia y yo paro el partido y dije ‘así no puedo jugar, están tirando bengalas a mis jugadores’. Le corté el partido y Kukín me gritaba ‘maricón de mier..., cobarde’, me dijo mi vida... Nos vamos del estadio para ver a Machi a la clínica Javier Prado, estaban las cámaras, todo era un show. Machi estaba recontra bien, se tomó fotos. Al final la idea era que Machi se quedara internado, pero tenía un tono en la noche, se levantó y se arrancó a su fiesta, a las 7 de la noche ya se había ido.

Te vi en el Valor de la Verdad

Me lleva con engaños, me llevó a las 10 de la mañana y Beto lo atendió como a las 11 de la noche, porque Kukín dijo ‘plata en mano’, yo había ido con Angobaldo. Nos vamos los dos como representantes de Kukín, entramos al set, las preguntas iban a ser fuertes y me dice uno del programa ‘Chalaca, en la pregunta 13 tienes que apretar el botón’. Cuando llegan a la 13 era ‘¿usted, en los últimos seis meses, ha probado algo de droga?’ y yo al toque le metí un puñete al botón rojo, le cambiaron la pregunta pero me había avisado alguien de la producción.

¿Algo más?

Jugamos contra el Corintians, y el centro delantero era un crack, pero el negro quería llevar, yo le comencé a gritar y lo saqué, sale y se lesiona Beto, mi arquero, comienzo a correr para verlo y cuando termino de verlo y me paro en mi sitio, veo a Kukín en la cancha, yo lo había cambiado, él fue a decir que yo le había dicho que volviera, es que en ese tiempo había reingreso. Faltaban cinco minutos y le hace un pase largo a Gonzalez Rodríguez Mariátegui, el chico la para y mete un golazo, esa fue la última del partido. Yo entro a abrazarme con mis jugadores y Kukín: ‘contigo no mierd... porque tú me has sacado’, me dejó en el aire en negro.

Un día estábamos concentrados, fuimos todos al estadio y me dicen ‘Chalaca’, Kukín está sentado en la tribuna y no quiere venir a la charla’. No escuchó la charla, fui, mandé a preguntarle al Zurdo y me dijo que no le habían pagado, que tenían que ir a pagarle y le digo al Zurdo que le vaya decir que se haga el resfriado porque lo van a multar, todavía queriéndolo ayudar, está bien si no quiere jugar, yo puedo suplir, pero que él no se vaya a fregar. El negro llegó y me encontró en plena charla a mí, tiró la puerta y pasa delante de todo el grupo, se va a su casillero, abre y saca la camiseta, la 8, él siempre ha jugado de 8, y se la lleva y cuando pasa delante de nosotros diciendo ‘conch... con mi camiseta no juega nadie’ yo lo quedo mirando y como para joder grito ‘Emilio, trae la camiseta, es tu problema, no sé cómo vas hacer para que le quites la camiseta a ese negro loco’, Emilio sale con un palo de trapear y se va, yo sigo la charla y Emilio regresa con la camiseta y su palo, nos hemos matado de risa...

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